MATERIALES
Aportes a la reflexión desde diversas disciplinas

 

En diversos países viene desarrollándose entre los profesionales un intenso debate sobre el diagnóstico de ADD y sobre los efectos del consumo regular de la medicación (Ritalina entre otras):

 

 
 
Dra. Lidia Cáceres
Jefa de Neuropediatría del Hospital Posadas
 
 
(extracto: "ADD. La Distracción como enfermedad"

La distracción ¿es una enfermedad?

Los neurólogos especialistas que trabajan con seriedad en el tema, saben de la necesidad de trabajar en equipo y de realizar un diagnóstico interdisciplinario que posibilite no reducir la cuestión a lo orgánico.

El diagnóstico de ADD es por el momento limitado, ya que sólo es posible inferir hipótesis (a través de signos neurológicos y conductas), no existiendo evidencias directas de daño en el Sistema Nervioso Central.

La Dra. Lidia Cáceres, jefa de Neuropediatría del Hospital Posadas, nos comenta que 'no puede hablarse de algo que sea primero, hay una interrelación tal entre el cuerpo, el pensamiento, las conductas y las emociones que poder decir qué es lo inicial que estaba perturbado es muy difícil'...'lo que puede observarse en relación al Deficit Atencional desde el punto de vista neurofisiológico' son 'Datos Asociados (movimientos oculares, dominancia cruzadas, posturas distónicas, movimientos alternantes, etc.)...se observan más frecuentemente...en sí mismos no son importantes y pueden existir en otras personas que no tengan hiperactividad o ADD'. Aclara que 'El ADD existe como entidad fenomenológica, de ahí a decir que todo es una falla en los neurotransmisores y que por eso necesita un tratamiento farmacológico...', 'Es necesario evaluar cuál es el peso preponderante de lo neurofisiológico o de lo emocional o de lo ambiental, y entonces, en base a eso elaborar las estrategias del tratamiento'.

Según la Dra. Cáceres, 'si uno no tiene una evaluación un poco más completa de cuál es toda la situación que puede haber llevado a un niño a tener un deficit de atención, puede hacer un tratamiento sintomático y no ir a tratar de resolver las causas del problema'.

En relación al tratamiento farmacológico dice 'Lo que pienso es que por el análisis de las conductas y no de las causas, hay muchos más pacientes tomando Ritalina que los que la necesitan. Es más sencillo proponer una medicación que hacer una serie de cambios en la familia o el entorno o en la relación con el niño; la poca tolerancia que tienen las instituciones con los chicos inquietos...la idea es que tiene que hacer algo el médico para que el chico no moleste en la escuela. Por otra parte está toda la propaganda de los laboratorios que tratan de favorecer que los médicos receten; y toda la investigación médica está financiada por los laboratorios'...'los neurólogos son bastante generosos con la Ritalina...'".

 

 
 
Fragmento del
CONSENSO DE EXPERTOS DEL ÁREA DE LA SALUD SOBREEL LLAMADO “TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON O SIN HIPERACTIVIDAD”
 

 

 

 

El siguiente "consenso" sobre los llamados A.D.D./A.D.H.D. surgió a partir de una iniciativa de la Lic. Beatríz Janín. Participaron del mismo reconocidos profesionales de Argentina y se lo dirigió al Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación. Fue suscripto por más de mil profesionales de Argentina, Brasil, Uruguay, México, España, Italia, Suiza y Colombia.

 

(…)

Desde nuestra perspectiva, nos encontramos con un niño que sufre, que presenta dificultades, que esas dificultades obstaculizan el aprendizaje y que debemos investigar lo que le ocurre para poder ayudarlo.

 

Es importante también destacar que muchas veces lo que se considera no es tanto este sufrimiento sino la perturbación que la conducta del niño causa en el medio ambiente, por lo cual la medicación funciona como un intento de aplacar a un niño que se "porta mal".

 

Aún cuando los medios científicos hablan de las contraindicaciones de las diferentes medicaciones que se utilizan en estos casos, llama la atención la insistencia con la que los medios propagandizan el consumo de medicación como indicación terapéutica privilegiada frente a la aparición de estas manifestaciones.

 

Todas las drogas que se utilizan en el tratamiento de los niños que presentan dificultades para concentrarse o que se mueven más de lo que el medio tolera, tienen contraindicaciones y efectos secundarios importantes, como el incremento de la sintomatología en el caso de los niños psicóticos, así como consecuencias tales como retardo del crecimiento.

 

En diferentes trabajos, con respecto al metilfenidato, se plantea que:

-  No se puede administrar a niños menores de seis años.

- Se desaconseja en caso de niños con tics (Síndrome de Gilles de la Tourette).

- Es riesgoso en caso de niños psicóticos, porque incrementa la sintomatología.

- Deriva con el tiempo en retardo del crecimiento.

- Puede provocar insomnio y anorexia.

- Puede bajar el umbral convulsivo en pacientes con historia de convulsiones o con EEG anormal sin ataques.

 

Con respecto a las anfetaminas en general, éstas han sido prohibidas en algunos países (como en Canadá), además de ser conocida la potencialidad adictiva de las mismas.

Con respecto a la atomoxetina, se ha llegado a la conclusión de que produce (en forma estadísticamente significativa):

 

-         Aumento de la frecuencia cardíaca

-         Pérdida de peso, pudiendo derivar en retardo del crecimiento

-         Síndromes gripales.

-         No hay seguimiento a largo plazo.

También nos preguntamos, ¿la medicación dada para producir efectos de modo inmediato (efectos que se dan en forma mágica, sin elaboración por parte del sujeto), como necesaria durante largo tiempo, no desencadena adicción psíquica al ubicar una pastilla como modificadora de actitudes vitales, como generadora de un "buen desempeño"?. 

 

Frente al avance de la difusión de este "síndrome" y la posibilidad de inclusión de la medicación en el PMO, teniendo en cuenta todo lo anteriormente expresado, los abajo firmantes, proponemos:

-          Que la evaluación de cada niño sea realizada por profesionales expertos en la temática y que se le otorgue la posibilidad de ser tratado de acuerdo a las dificultades específicas que presenta.   

-         Que la medicación sea el recurso último (y no el primero) y que sea consensuada por diferentes profesionales.

-         Que se tome en cuenta el contexto del niño en la evaluación. La familia, pero también el grupo social al que el niño pertenece y la sociedad en su conjunto, pueden facilitar o favorecer funcionamientos disruptivos, dificultades para concentrarse o un despliegue motriz sin metas.

-         Que se acote en los medios la difusión masiva de la existencia del trastorno por déficit atencional (cuando es un trastorno sobre el que no hay acuerdo entre los profesionales) y, sobre todo, el consumo de la medicación como solución mágica frente a las dificultades escolares

(…)

 
 

Diario Página/12, Sección Sociedad. Domingo 10 de junio de 2007. Buenos Aires, Argentina
Por Mariana Carbajal

El problema del ADD

Es el nombre más difundido para los chicos hiperactivos y, señalaron los especialistas reunidos en Buenos Aires, “una bolsa de gatos” en la que se ponen problemas muy diferentes. Cada vez más, la solución es medicarlos con drogas cuestionables. Un debate delicado sobre un tema peligroso.

El auge de la patologización de chicos inquietos y desatentos en la escuela ha llegado a tal punto que ya se está indicando medicación a nenes de jardín de infantes. También se están prescribiendo psicofármacos a alumnos de primaria que son “desafiantes” y “rebeldes” en el aula. El inquietante dato fue revelado en el simposio internacional sobre el tema que terminó ayer en Buenos Aires y en el que participó más de un millar de psicólogos, docentes, pediatras, psiquiatras y psicopedagogos preocupados por el sobrediagnóstico del llamado síndrome ADD en la Argentina. Otro dato inquietante: más de doscientos chicos con ese diagnóstico, que fueron evaluados en el marco de diversas investigaciones, presentaban conflictivas psíquicas completamente distintas. “El único rasgo en común es que no prestan atención en clase, acompañado por movimientos y respuestas impulsivos. Todos caen en la misma bolsa de gatos”, señaló la psicóloga Beatriz Janin, profesora de posgrado de la Facultad de Psicología de la UBA y directora de uno de los estudios. Se encontró que algunos chicos hiperactivos “intentan sacudir a una madre depresiva” a modo de despertador.

¿Existe el llamado síndrome de déficit de atención e hiperactividad, más conocido por su sigla en inglés como ADD? ¿O es un invento de los laboratorios para captar un mercado infantil? La pregunta sobrevoló el simposio sobre “la patologización de la infancia” que tuvo lugar entre el viernes y ayer en Buenos Aires. Entre sus disertantes hubo destacados especialistas del ámbito de la pediatría, la neurología, la psiquiatría y la psicología infantil.

Para el pediatra Mario Ignacio Brotsky, profesor de posgrado de Facultad de Psicología de la UBA, “probablemente existan algunos casos, pero el problema es que bajo ese diagnóstico se han empaquetado y se está medicando indiscriminadamente con un psicofármaco peligroso a muchos chicos que no prestan atención y son inquietos en clase”. Para otras de las especialistas que participaron del encuentro, el ADD directamente no existe. “Nosotras sostenemos que hay niños desatentos e hiperactivos, pero que son síntomas de diferentes problemáticas”, explicó Rosa Silver, psicóloga, docente de la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con Niños de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) en convenio con la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (APBA).

 

La intolerancia de los adultos

“La práctica de medicar a los chicos ‘molestos’ está salida de cauce en la Argentina –advirtió Mario Ignacio Brotsky, miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría y del Foro de Estudio de la Medicamentación en la Infancia–. En verdad se trata de la intolerancia adulta respecto del diferente, el molesto. No se trata de una actitud amorosa respecto del sufrimiento, sino de que la medicación ofrece un camino de oro para procurar que los chicos molesten menos.” “Ya hace varias décadas, estimulantes del tipo de la Ritalina eran utilizados por adultos, por ejemplo estudiantes que querían permanecer despiertos, y se advertía su efecto adictivo. La gran mayoría de los neurólogos de niños optan por este tipo de fármacos, también son recetados por pediatras”, señaló Brotsky.

Fuente: Diario Página/12
 


 

 

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