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Capacidad atencional y capacidad de estar distraído

 

Capacidad atencional y capacidad de estar distraído

Fragmento de LA ATENCIONALIDAD ATRAPADA.

Autora: Alicia Fernández. Editorial Nueva Visión. Buenos Aires, 2011

 

Preguntando.

El objetivo psicopedagógico tiende a procurar las condiciones que promuevan el desarrollo de las capacidades con las que cuenta cada ser humano. La capacidad atencional es una de ellas.

Para estudiar su desarrollo es preciso hacer un viraje en nuestros modos de pensar desfocalizando nuestra atención de los “déficits”. No puede atribuirse deficiencia y menos aún tratar de “reparar” lo que supuestamente está disminuido, sin detenerse a analizar cómo opera lo que se pretende “reparar”.

No es suficiente la denuncia necesaria acerca de los abusos que se cometen contra millones de niños y adolescentes medicados para aquietarlos, disciplinarlos y acallarlos en pos de que no inquieten a adultos atentos al mercado y al imperativo del éxito. Debe ser una obligación ética para el psicopedagogo abrir un espacio de pregunta en torno a qué se produce cuando un profesional enuncia que un niño “no presta atención” y/o que “es hiperactivo”. ¿Qué efecto va a tener sobre los padres del niño tal descripción del psicopedagogo y/o el maestro? ¿Qué encadenamiento de circunstancias va a suscitar? ¿Cómo va a entrar esa “queja” dentro del mercado consumista? ¿Va a ayudar a pensar y modificar actitudes? ¿O estará el profesional, sin saberlo, aportando un niño más a la medicalización? ¿Qué esperan los adultos de los niños? ¿Qué atención falta?

Conociendo cómo opera y se desarrolla la capacidad atencional –ni estudiada ni nombrada por quienes diagnostican déficits según los manuales- estaremos en condiciones de promover espacios grupales, familiares y educativos, favorecedores de su despliegue creativo.

El trabajo de escritura hasta aquí, me fue permitiendo responder a algunas cuestiones y a su vez, fue creando otras nuevas. Transcribiré a continuación una serie de esas preguntas, mismo que algunas no he conseguido aún expresarlas con claridad y otras ya he comenzado a responder.  A todas ellas deseo mantenerlas abiertas, pues pretendo hacerlas trabajar, tal cual los niños pequeños hacen trabajar a sus insistentes “por qué”. Continuar preguntando aún después de haber conseguido ciertas respuestas, permite clarificar las preguntas y crear otras.

¿Cómo ir precisando la terminología de modo que posibilite distinguir entre “capacidad atencional”, “actividad atencional”, “prestar atención”, “espacios atencionales”, “modalidades atencionales”, “atencionalidad” y “disponibilidad atencional”?

¿Actividad atencional y prestar atención, en qué se diferencian? ¿Puede considerarse el prestar atención como el aspecto conciente de la actividad atencional?

¿Puede circunscribirse la actividad atencional al prestar atención?

¿Interviene lo inconsciente de algún modo en el prestar atención?

¿Se pueden distinguir períodos en la construcción de la capacidad atencional?

La capacidad de atender de un niño pequeño ¿es distinta a la de un niño mayor, a la de un adolescente y a la de un adulto? Esa diferencia, si la hay, ¿supone un aumento gradativo, una disminución o una transformación? Si hubiese una disminución de la atención, ¿vendría acompañada de un aumento en la capacidad de distraerse?

Atender ¿supone una construcción inteligente?

¿Cómo se relaciona atender con elegir y decidir? ¿Se elige sólo lo que se atiende?

¿Cómo lograr que en los estudios de la atencionalidad, los necesarios recortes de esferas de análisis (neurobiológico, intelectual, deseante, social) no conduzcan a reduccionismos teóricos o prácticas manipuladoras del ejercicio de poder que supone diagnosticar?

¿Cuál es el “atender” que se requiere para aprender?

¿Qué relaciones existen entre los procesos atencionales, la memoria y el recordar?

            ¿Cuáles son las diferencias entre atender e incorporar información?

            ¿Cómo se atiende al objeto de conocimiento?

            ¿Desde dónde se atiende: desde el sujeto, desde el otro, desde el objeto o desde las superficies de inscripción-diferenciación?

            ¿Cómo se gestan los espacios atencionales?

            ¿En qué sentido se puede hablar de “capacidad atencional” y de “capacidad de distraerse”? La capacidad de atender ¿supone distraerse?

            ¿Se construyen diversas “modalidades atencionales” en relación con los diferentes modos de ser atendido?

¿Las modalidades atencionales van modificándose históricamente de acuerdo a las características de la cultura? ¿Se corresponden con los modos de subjetivación dominantes?

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